El periódico británico The Guardian ha publicado un artículo muy interesante sobre lo que la ciencia denomina “cerebro pandémico”. Este llamativo nombre tiene que ver, sobre todo, con nuestra dificultad para concentrarnos tras haber vivido los duros meses de pandemia. Puede afectarnos en nuestro trabajo, por supuesto, pero también en las más sencillas tareas cotidianas.
Lo explica muy bien la autora del artículo, Kelli María Korducki: “desde la primavera del año pasado, con el primer confinamiento, con frecuencia me distraigo o me siento abrumada, y luego pierdo el hilo de mi tarea – es una aflicción común en la era del Covid. (El simple acto de doblar la ropa se convirtió en un fiasco al estilo de una comedia de slapstick). Pero ahora estaba plenamente vacunada, haciendo planes, incluso socializando en interiores de nuevo. La vida empezaba a parecer normal. Me sentía bien. ¿Por qué a mi cerebro no le había llegado la circular? ¿Podría recuperar mi fiable cerebro pre pandémico?
Es muy posible que esa divertida descripción de la periodista te resulte familiar y que también hayas notado que no te concentras tan bien como antes. Es normal. Quien esto escribe también se ha dado cuenta y le está costando volver al rendimiento de antes de la pandemia.
La autora del artículo cita a Mike Yassa, director de Neurobiología de aprendizaje y memoria del UC Irvine Center: “nos va a llevar un tiempo recuperarnos de eso”. Precisa entonces que ‘eso’ es el fenómeno que la ciencia ha denominado “cerebro pandémico”. Es el que hace que te distraigas mientras escribes un correo o redactas un informe, o que no te cundan las horas tanto como antes, o que olvides pequeñas tareas que, no obstante, son fundamentales para tu trabajo o para tu vida personal.
El olvido como ventaja evolutiva
La ciencia nos recuerda también que eso no es necesariamente malo. Tina Franklin, neurocientífica en el Georgia Tech, precisa que “nuestros cerebros son muy buenos aprendiendo cosas y olvidando otras que no son prioritarias”. Añade que experimentar una pandemia “expone a la gente a microdosis de estés impredecible todo el tiempo”, y sus estudios demuestran que el estrés cambia las regiones del cerebro que controlan las funciones ejecutivas, el aprendizaje y la memoria.
Eso tiene su parte buena porque implica que pronto olvidaremos los peores momentos de la pandemia y el estrés que nos provocó. Aunque sí, también hará que durante un tiempo nos sigamos distrayendo más de la cuenta.