¿La inteligencia artificial está erosionando nuestro pensamiento crítico?
Vivimos en una era en la que la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta cotidiana, tan presente como el teléfono móvil o el correo electrónico. Desde asistentes virtuales que nos ayudan a organizar la agenda hasta aplicaciones que sugieren respuestas automáticas en nuestras conversaciones, la IA ha llegado para quedarse. Pero, ¿qué precio estamos pagando por esta comodidad? Diversos estudios recientes, incluido uno de Microsoft, advierten que el uso excesivo de la IA podría estar debilitando nuestras habilidades de pensamiento crítico, una capacidad esencial para desenvolverse en la vida diaria.
El estudio de Microsoft: una llamada de atención sobre la IA y el pensamiento crítico
En 2025, Microsoft, en colaboración con la Universidad Carnegie Mellon, publicó un estudio que puso el foco en cómo la IA está transformando la manera en que pensamos y resolvemos problemas. El estudio analizó a 319 trabajadores del conocimiento, es decir, personas que utilizan la información y el análisis como parte fundamental de su trabajo. El hallazgo principal fue claro: cuanto más confiaban los usuarios en las herramientas de IA, menos propensos eran a cuestionar o analizar críticamente las respuestas que recibían.
El estudio no solo se centró en el entorno laboral, sino que también exploró cómo la IA influye en la vida cotidiana. Los participantes, acostumbrados a delegar tareas complejas en sistemas como ChatGPT o Copilot, reconocieron que su papel había pasado de ser solucionadores activos de problemas a simples supervisores de las respuestas generadas por la máquina. La tendencia a aceptar sin cuestionar lo que dice la IA se acentuaba cuanto mayor era la confianza en la tecnología, lo que lleva a una peligrosa reducción del esfuerzo mental y la reflexión personal.
Además, el estudio identificó un fenómeno conocido como “cognitive offloading” o descarga cognitiva. Esto ocurre cuando las personas delegan en la tecnología tareas que antes requerían esfuerzo mental, como recordar datos, analizar información o tomar decisiones complejas. Si bien esta práctica puede aumentar la eficiencia, también puede debilitar la capacidad de pensar de forma independiente y creativa.
Otros estudios confirman el impacto de la IA en nuestras habilidades cognitivas
El trabajo de Microsoft no es un caso aislado. Investigadores de todo el mundo han comenzado a analizar cómo la omnipresencia de la IA está cambiando la forma en que pensamos, aprendemos y tomamos decisiones. Un estudio publicado en 2025 por el investigador Michael Gerlich, por ejemplo, examinó a jóvenes de entre 17 y 25 años y encontró una correlación negativa entre el uso frecuente de herramientas de IA y las puntuaciones en pruebas de pensamiento crítico. Los jóvenes que más dependían de la IA mostraban una menor capacidad para analizar, sintetizar y evaluar información por sí mismos.
En el ámbito educativo, la preocupación es aún mayor. Un artículo publicado en la revista Societies advierte que, aunque la IA puede ser una aliada para personalizar el aprendizaje y automatizar tareas repetitivas, el abuso de estas herramientas puede llevar a una pérdida progresiva de habilidades analíticas y de razonamiento. Los expertos recomiendan que la IA se utilice como un recurso para explorar y profundizar en los temas, no como un atajo para obtener respuestas rápidas sin reflexión.
Por otro lado, investigaciones sobre el impacto de la IA en la escritura y el análisis académico han detectado que, si bien los estudiantes pueden mejorar la calidad formal de sus textos con ayuda de la tecnología, corren el riesgo de perder la capacidad de construir argumentos sólidos y de evaluar críticamente la información. Esto no solo afecta al ámbito académico, sino que tiene consecuencias directas en la vida diaria, donde la toma de decisiones informadas es crucial.
¿Cómo afecta esto a nuestra vida diaria? Ejemplos y situaciones cotidianas
La influencia de la IA en el pensamiento crítico no se limita a la oficina o al aula. En la vida diaria, cada vez más personas confían en asistentes virtuales para tomar decisiones, desde elegir una película hasta planificar un viaje o incluso gestionar sus finanzas personales. Esta delegación de tareas puede parecer inofensiva, pero tiene un impacto acumulativo en nuestra capacidad para analizar opciones, prever consecuencias y resolver problemas de manera autónoma.
Por ejemplo, al utilizar aplicaciones de navegación como Google Maps o Waze, muchos usuarios han dejado de memorizar rutas o de analizar alternativas ante un imprevisto. Del mismo modo, las recomendaciones automáticas en plataformas de streaming o compras online pueden limitar la exposición a nuevas ideas o productos, reforzando hábitos de consumo poco reflexivos.
En el ámbito de la salud, la proliferación de aplicaciones que ofrecen diagnósticos preliminares o consejos médicos basados en IA puede llevar a una confianza excesiva en la tecnología, reduciendo la iniciativa de consultar a profesionales o de buscar información adicional. Este fenómeno, conocido como “automatización de la confianza”, puede tener consecuencias graves si no se mantiene un equilibrio entre la ayuda tecnológica y el juicio personal.
¿Podemos convivir con la IA sin perder nuestras habilidades críticas?
La buena noticia es que la relación entre la IA y el pensamiento crítico no tiene por qué ser necesariamente negativa. Varios expertos coinciden en que, si se utiliza de manera consciente y equilibrada, la IA puede convertirse en una aliada para potenciar nuestras capacidades cognitivas. La clave está en no delegar por completo el proceso de análisis y decisión, sino en utilizar la tecnología como un complemento que nos ayude a explorar nuevas perspectivas y a profundizar en la información.
Algunas estrategias recomendadas por los investigadores incluyen verificar siempre la información generada por la IA, comparar diferentes fuentes y utilizar la tecnología como punto de partida para el debate y la reflexión. En el ámbito familiar, por ejemplo, se puede fomentar el pensamiento crítico discutiendo en grupo las recomendaciones de la IA, analizando sus ventajas y limitaciones, y promoviendo la curiosidad y el escepticismo constructivo.
En definitiva, la inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestra vida diaria, siempre que no renunciemos a nuestra capacidad de pensar, cuestionar y decidir por nosotros mismos. El reto está en encontrar el equilibrio adecuado entre la comodidad que ofrece la tecnología y el esfuerzo mental necesario para mantener vivas nuestras habilidades cognitivas.
Pensamiento crítico en la era de la inteligencia artificial: ¿un desafío o una oportunidad?
El avance de la inteligencia artificial plantea un dilema fascinante: ¿seremos capaces de aprovechar sus beneficios sin sacrificar nuestra autonomía intelectual? Los estudios coinciden en que el riesgo de perder habilidades críticas es real, pero también lo es la oportunidad de reinventar la forma en que aprendemos, trabajamos y tomamos decisiones. La clave está en mantenernos activos, curiosos y críticos, utilizando la IA como una herramienta al servicio de nuestra inteligencia, y no como un sustituto de ella.
Fuentes
- Microsoft Research: The impact of generative AI on critical thinking: Self-reported reductions in cognitive effort and confidence effects from a survey of knowledge workers
- Phys.org: AI use linked to eroding critical thinking skills, study finds
- MDPI Societies: Artificial Intelligence and Critical Thinking in Education: Opportunities and Risks
- ResearchGate: The Impact of AI on Critical Thinking and Writing Skills in Higher Education
- NSTA Blog: To Think or Not to Think: The Impact of AI on Critical Thinking Skills






















